Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
En algunos momentos las palabras no sirven de nada, ya que se aplica la violencia, y por mucho que se intenten usar las palabras, estas acaban siendo en vano.
En cuanto a la organización de las ideas este poema se puede dividir en tres partes: una primera (primera estrofa) en la que Rafael Alberti nos explica que cuando se siente odio y el deseo de venganza, las palabras no sirven de nada; una segunda parte (segunda estrofa) en la que aparecen ejemplos de palabras que han sido anuladas por la violencia; y una tercera parte (tercera estrofa) en la que el autor en primera persona dice como en ese momento siente que las palabras no sirven de nada.
Con este poema Rafael Alberti refleja el estado de desolación cuando vio que durante la Guerra Civil española se sustituyeron los manifiestos, los artículos, los comentarios y los discursos por violencia, es decir, que la violencia acabó con al palabra y la expresión.
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